lunes, 14 de septiembre de 2015

#ZonaNeutral: ROCKWELL CAFÉ




Tengo que admitir que nunca había escuchado hablar de Norman Rockwell hasta el día que pisé Rockwell Café. Iba caminando con mi mejor amiga por las callecitas cerradas de La Molina cuando nos topamos con una fachada pintoresca y bastante llamativa y dijimos “¿Por qué no?”, así que entramos al local y fuimos llevadas a los años 20s norteamericanos casi como por arte de magia.
Rockwell es pequeño, confortable y armonioso, la combinación perfecta para tener una conversación, estudiar, leer, divagar un rato entre los secretos más profundos de tu alma o procrastinar en su máxima expresión. Al fin y al cabo está lleno de cuadros de este gran artista que definitivamente hacen que te detengas a mirarlos por un rato largo, porque cada cuadro te cuenta una historia diferente de la cabeza a los pies, cosa que me fascinó incluso a mí, que soy la chica con más fobia a todo lo antiguo que pueda existir.
Así que volviendo al relato, una vez que entramos nos topamos con un cartel que decía “Porfavor ordene primero” y vaya si nos costó ordenar. La carta escrita en una pizarra gigante llena de nombres que con solo pronunciarlos se te hacia agua la boca y la vitrina de postres justo abajo fueron la combinación perfecta para hacernos perder la cabeza.
Después de casi una hora de mirar cuadros, conversar de todo y nada y matarnos de risa como solo los verdaderos amigos saben hacer, decidí acercarme a la caja a conversar con el dueño para felicitarlo por la idea de un lugar tan innovador y lleno de historia y fue ahí cuando me empapé de Norman Rockwell y no solo de él, sino de una historia de amor entre un Ruso y una Peruana que se habían conocido en Norteamérica gracias a la admiración por tal artista y que años más tarde habían decidido traernos su arte hasta las calles molineras.
Hoy en día miro los años vintage con más cariño que antes, sé un poquito más de historia dentro de mi ignorancia infinita y tengo un punto así bien fijo para sentarme a tomar un café si hace frío, un Green tea lemonade si me apetece algo un poco más fresco y leer un buen libro, terminar una tarea o sumergirme en alguna conversación que mañana o más tarde se convertirá en una línea más de toda mi historia.

¡Visiten este café y cuéntenme su experiencia!


Hasta la próxima, 
Victoria.







Calle Las Cascadas 138, 

La Ensenada. La Molina.







No hay comentarios:

Publicar un comentario